lunes, octubre 30, 2006

Análisis post-shock

Frente a la privatización del Colegio San Ignacio, lugar donde realicé mis estudios básicos y medios, no puedo más que repetir lo que estipulé en mi fotolog. Siento un repudio total a la privatización del Colegio San Ignacio sede Alonso de Ovalle. Repudio total a su regímen mercantilista y asocial, su misión es educar y no lucrar. Lamentable que los jesuitas, líderes (por lo que ellos dicen) en el campo educacional eclesial, no se den cuenta de esto y tratan a como de lugar el obtener ganancias monetarias con la educación de la gente. Repudio total a esta decisión inconsciente y elitista.

Y esto porque la misión fundamental de la educación es ser para todos, no "competir con otros colegios semejantes", como lo estipula la carta que emite el Rector, padre Jaime Castellón Covarrubias. Bueno, antes de decir más, hay que reconocer que todos sabíamos que esto iba a suceder, tras la aprobación, más que cuestionable, del proyecto Gimnasio (un gimnasio muy ostentoso, con estándares internacionales, pero realmente mucho para lo que se utiliza, siempre pareció más un motivo para cobrar que otra cosa). Tras el período de Ismael Aracena, s.j., y la toma de poder del mencionado padre Castellón s.j., se vivieron una serie de cambios en el Colegio, tanto en su estructura jerárquica, su línea de ación académica y valórica, como en la imagen que se plantea al mundo (con la canonización de San Alberto Hurtado de por medio, punto que elevó a la institución a un primer plano en la opinión pública).

Ahora, ¿En qué segmento se quiere insertar el Colegio? O, mejor aún, ¿La educación se da por segmentos socioeconómmicos, o por una relación, recíproca y simbiótica, de necesidad y disposición, de oferta y demanda del servicio educacional? Queda totalmente claro, después de este, para mí, desafortunado anuncio que realiza la Rectoría del Colegio San Ignacio, a nombre y tras la Compañía de Jesús, lo que piensa - y en consecuencia lógica, realiza - la ya mencionada orden religiosa.

Una de las tantas interrogantes que me surgen tras este hecho, es cuestionar, a lo menos, los parámetros con los que se llegó a la decisión que esta misiva inspira: la privatización del colegio emblema y primigenio de la Compañía de Jesús en Chile, con la consiguiente pérdida de un número de beneficios que privilegian la condición media alta del alumnado, y premian el esfuerzo realizado por sus padres, paliando el gran coste económico en el que se incurría, hasta el año pasado, para mantener a los retoños en una institución de prestigio y calidad académicas. La más clara de las ventajas de la subvención que salen a colación, es el beneficio, irrefutable e inalienable, del pase escolar. Beneficio otorgado a todo alumno de colegios subvencionados ó municipales, sin distingo de condición socioeconómica, y a los estudiantes superiores, previa acreditación de su necesidad y/o suficiencia monetaria para optar a la mencionada rebaja de la tarifa en el transporte público. Y aquí quiero detenerme un momento. No es necesario realizar un estudio acabado y en profundidad de la realidad económica del pupilaje del Colegio, para llegar a la conclusión primera, y elaborable por simple inspección, que el estudiante promedio no pertenece a la casta social ABC1 (que, hoy poy hoy, es tratada como casta, no como clase socioeconómica). Luego, por un seguimiento lógico y simple de ello, el arancel mensual y la matrícula propuestas el año pasado (cifras cercanas a los $130.000, redondeando), se hacen un sacrificio para las familias que pertenecen a la, así llamada, Comunidad Ignaciana. Los valores de matrícula y colegiatura mensual, para el próximo año 2007, ascienden a $140.000 y $151.000, respectivamente. Con posibilidad de beca (que, en la teoría asciende al 100% de la colegiatura, pero en la práctica, no me queda claro si pasan del 60%), sigue siendo un valor demasiado alto para una familia media que mantenga a un hijo en el Colegio. Añadiendo a eso el valor de la alimentación y traslado de los jóvenes, la sumatoria del coste de permanencia en la institución es altísima. Y se les va a suprimir el derecho a tener pase escolar, por una decisión tomada de mutuo acuerdo, entre los altos mandos jesuitas en Chile, y las autoridades del Colegio. No me parece descabellado plantear la idea de una consulta, a través del Centro de Padres y Apoderados, a la, así nuevamente llamada, Familia Ignaciana.

¿Qué razones ocultas y poderosas motivaron la toma de esta decisión? Eso realmente no nos incumbe, pues las motivaciones de los poderes jerárquicos, con respecto a las determinaciones en pro de los "gobernados", por ponerles un nombre, son, o deberían ser siempre, en busca del fin ulterior, que se materializa en el bien común. Pero ¿Son las decisiones de esta clase, insertas en el contexto de un espacio reducido y un grupo de personas pequeño como lo es el Coelgio, impuestas de la forma en que fue ésta tomada, so pena y en claro perjuicio d eun grupo no menor de integrantes de la comunidad mencionada? A lo que me refiero es: ¿Por qué no se consultó previamente a los apoderados del Colegio si creían que ésta era una medida lógica, sana y viable? Si nos remontamos a la decisión sobre la construcción del gimnasio del Colegio, de especificaciones olímpicas y estándares internacionales que hoy existe, recordaremos que ésta fue consultada tanto al alumnado como a las familias. Y, después de un tortuoso proceso de de votaciones, del cual corren bastantes rumores, se llegó a la decisión que permitió el inicio de la demolición de nuestro querido "galpón", y la construcción del gimnasio que hoy en día, luce el Colegio. Pero una decisión que afectó a la Comunidad entera, fue consultada y aprobada, en rigor, por toda la comunidad.

Algunas personas, tras leer esta misiva, este manifiesto de sentimientos y elucubraciones que han aparecido en mí tras saber que el Colegio, mi Colegio se va a privatizar, me han preguntado "¿Qué pretendes con esto, cambiar la decisión?", a sabiendas que es una empresa, si no imposible, muy compleja. Pero en realidad, ¿Soy el único ex-alumno del Colegio San Ignacio que se opone a su privatización, o hay más personas que se dan cuenta de lo errónea que puede llegar a ser esta decisión?

Espero sus opiniones.

Javier.

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