martes, octubre 24, 2006

Una semana antes del Apocalipsis

I
¿Recuerdas lo que te dije sobre la química?
¿Te acuerdas de tu respuesta?
Pues bien.
Dime ahora qué hago,
que no sé qué hacer
- contigo o sin tí.

Porque sin tí,
mi mente se ocupa en nada
excepto en tu rostro.

Porque contigo,
no hay nada, no
veo nada, pero siento
todo...

II
Déjame decirte todo lo que siento,
aunque mis palabras se las lleve el viento,
porque ya no aguanto esta presión,
mi corazón se muere de la sinrrazón.
Y este colapso que me consume,
esta sensación que quema mis entrañas,
no veo que tenga una solución
que a los dos nos satisfaga.

Dios mío, Dios mío.
Aleja esta sensación de pérdida,
que por más que la invoque y evoque,
su cuerpo y su mente están en un lugar
ajeno, lejano y extraño
para mí.

III
Pétalos de flor en mis manos,
pero pétalos marchitos.
M siento y te espero en la plaza,
pero sé que no llegarás.
Mi alma llora por esto,
este amor que veo perdido.
Y mi corazón, solo pregunta
si algún día me querrás.

Y me pregunto, leyendo, ¿Qué es querer?
¿Es algo que muere al atardecer?
¿Algo que provoca el renacer?
¿O quizás un placebo para la gente?
¿Una emoción, el amor solo se siente?
Tal vez sea un poblado lejano,
o puede ser lo que mi vida ha necesitado.
Pero, mierda,
al pasado lo pasado.

IV
Ahora no hay noche.
No hay mundo.
Solo mi inconsciente
que me atormenta con preguntas
que no quiero responder.

Pero no hay recelo con el mundo.
Solo con el tiempo, que nos junto
en el peor momento
en el peor lugar.

Dios mío, Dios mío,
despiértame.
Derríteme.
Pero ahora, antes que cambie de opinión.
(O de opción).

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